Los cráneos de dos jovenes del norte de México, que... están tostados.

sábado, febrero 14, 2009

Aquel tiempo

A veces recuerdo mucho aquel tiempo. Trato de volver a ponerme en aquella piel y estar en aquel lugar en el que me encontraba. En los tiempos de ser un niño.

Quisiera recordar con todo su esplendor aquellos fines de semana largos, que por alguna razón los sábados por la mañana uno sentía el día más fresco y mil veces más tranquilo, que por alguna razón parecía que las aves preferían que los niños no fueran a la escuela pues se escuchaban cantar mucho más bonito.

Quisiera sentir de nuevo el ir a un lugar que nunca había ido y ensimismarme totalmente sin pensar en la gente que está alrededor, sin pensar porqué razón llegué ahí y sólo admirarme de las estructuras y formas extrañas y sorprendentes en las cuales probablemente, porque no recuerdo, me hubiese gustado estar más tiempo.

Quisiera ver de nuevo los rostros de las personas, analizarlos, escudriñarlos, simplemente verlos sin importar lo que crean o digan, no mientras hablen de otras cosas que no fuese yo. De ver los ojos las arrugas, el color, el pelo. Analizar la forma en que se mueve. Escuchar lo que dice, tratando de entenderlo todo. Sin juzgar, sin conocer.

Quisiera olvidar el calor del sol, que aunque ahora ya no se me olvidaría el protector solar, en aquel tiempo no pensaba si me pegaba el sol, si hoy era más caliente que ayer, si me iba a dar cáncer en la piel por estar jugando en medio de la calle a correr por correr a las 3pm. Además, sería bueno volver a sentir el sueño y excitación por saberse despierto a altas horas de la noche. Y las maravillosísimas y emocionantes tormentas…

Quisiera rescatar la cualidad de divertirme con lo que tuviese. Tal vez yo quería un millón de juguetes, todos aquellos que salieran en la televisión pero con tan solo haber conseguido uno, podía divertirme mucho tiempo sin pensar: algo me sigue faltando.

Quisiera preocuparme por tener demasiado tiempo…

Quisiera equivocarme y sin importar que tanto daño haya causado, ser perdonado a la primera señal de arrepentimiento. Y viceversa.

No digo que ahora todo sea muy malo. De hecho, hay muchas muchas otras cosas buenas qué disfrutar que no entendería cuando era pequeño y todo era nuevo. Y Creo que debo retomar esa actitud porque si vemos las cosas con claridad (aunque no parezca novedoso estar rodeado de novedades) seremos siempre niños rodeados de cosas nuevas *

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